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El Wall Street Journal (WSJ) reportó que un grupo respaldado por gigantes de Wall Street como BlackRock y Citadel Securities está lanzando una nueva bolsa de valores nacional en Texas. La Texas Stock Exchange (TXSE) tiene como objetivo desafiar el entorno regulatorio de la Bolsa de Nueva York (NYSE) y Nasdaq. Este movimiento busca capitalizar la creciente insatisfacción con los costos de cumplimiento en Nasdaq y NYSE, ofreciendo un entorno más favorable para los CEOs.
A pesar de la dominancia de NYSE y Nasdaq en las listas de acciones corporativas en Estados Unidos, los impulsores de TXSE, incluidos Citadel Securities y BlackRock, brindan un apoyo significativo. Estas firmas han respaldado anteriormente otros intercambios emergentes, como Members Exchange (MEMX). TXSE ha asegurado aproximadamente $ 120 millones de inversores y planea presentar documentos de registro ante la Comisión de Bolsa y Valores de EE. UU. (SEC) a finales de este año. Se espera que las operaciones comiencen en 2025, con la primera cotización planeada en 2026.
La bolsa será completamente electrónica pero estará físicamente presente en Dallas. Además, tiene como objetivo competir por listados primarios y duales, incluidos productos negociados en bolsa. Texas ha estado buscando activamente atraer más negocios financieros y el establecimiento de Tribunales de Negocios de Texas como una alternativa al sistema de la Corte de Equidad de Delaware destaca la creciente importancia del estado. Por ejemplo, Tesla está considerando trasladar su incorporación de Delaware a Texas tras una controvertida decisión judicial, lo que podría potenciar aún más la reputación de Texas como un importante centro financiero.
La comunidad criptográfica ha recibido con entusiasmo este último desarrollo, especialmente dado que el CEO de BlackRock, Larry Fink, expresó su optimismo sobre los fondos cotizados en bolsa (ETF) de Bitcoin y el potencial de la tokenización. Fink discutió un importante cambio arquitectónico en BlackRock, integrando la ética y filosofía de iShares en toda la empresa. Esto refleja su creencia de que la revolución de los ETF está solo a la mitad de su camino. Fink estableció paralelismos entre los ETF y Bitcoin como tecnologías para el almacenamiento de activos. Visualizó que cada acción y bono tendría su propio identificador único en un libro mayor general, permitiendo una identificación individualizada del inversor y eliminando problemas relacionados con actividades ilícitas.
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